¿Qué harías si fueras ese personaje?

 

La literatura no solo nos cuenta historias. A veces nos lanza preguntas. Nos coloca frente a dilemas éticos, decisiones dolorosas, zonas grises donde no hay respuestas claras. Y es ahí donde un libro deja de ser solo ficción y se convierte en una invitación: ¿Qué harías tú si estuvieras en su lugar?

Pensar en la literatura desde este ángulo nos obliga a leer distinto. Ya no como espectadores, sino como seres humanos enfrentados a elecciones difíciles. No basta con juzgar al personaje. Hay que imaginar que somos ese personaje. Con sus miedos, su contexto, sus límites.

Pienso, por ejemplo, en Raskólnikov, el protagonista de Crimen y castigo de Dostoyevski. ¿Cómo sería vivir con una culpa tan abrumadora que ninguna lógica puede justificar? ¿Qué pasaría si creyéramos, como él, que un acto horrible puede tener una causa noble? No es cómodo ponerse en sus zapatos, pero justo ahí está la riqueza de la literatura: hacernos sentir incomodidad real por decisiones ajenas que, en ciertas circunstancias, podrían ser nuestras.

Otro caso impactante es el de Kathy, la narradora de Nunca me abandones de Kazuo Ishiguro. Acepta un destino trágico sin rebelión aparente. ¿Es resignación, o una forma profunda de amor y sentido del deber? ¿Actuaríamos igual si hubiéramos sido educados como ella, en un mundo donde la libertad está condicionada desde el origen?

Este tipo de lectura también nos ayuda a entrenar algo que, en tiempos de inmediatez, escasea: la empatía profunda. Comprender sin justificar. Escuchar sin apurar conclusiones. Algunos autores incluso escriben con esa intención: que el lector no solo “consuma” la historia, sino que se vea desafiado por ella.

En el podcast de Conversaciones Elcano,  hay un episodio fascinante titulado Libros para entender el mundo, donde se centra en el papel de la lectura como herramienta para entender el mundo. A partir de temas como Rusia, América Latina o los desafíos tecnológicos, investigadores e invitados comparten recomendaciones personales de libros que ayudan a ampliar la mirada sobre la realidad actual

La próxima vez que termines un libro, te invito a hacer este ejercicio: elige un momento clave de la historia, detente, y pregúntate con honestidad brutal: ¿yo qué habría hecho?. No es fácil, pero ahí nace una lectura mucho más viva.

Y ahora te leo a ti:

¿Qué personaje literario te ha puesto en una situación límite, aunque solo fuera en tu mente? ¿Alguna vez sentiste que un libro te estaba preguntando algo directo, como si esperara una respuesta?
Cuéntamelo en los comentarios. A veces, al compartir nuestras respuestas, descubrimos otras preguntas.

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