¿Qué harías si fueras ese personaje?

La literatura no solo nos cuenta historias. A veces nos lanza preguntas. Nos coloca frente a dilemas éticos, decisiones dolorosas, zonas grises donde no hay respuestas claras. Y es ahí donde un libro deja de ser solo ficción y se convierte en una invitación: ¿Qué harías tú si estuvieras en su lugar? Pensar en la literatura desde este ángulo nos obliga a leer distinto. Ya no como espectadores, sino como seres humanos enfrentados a elecciones difíciles. No basta con juzgar al personaje. Hay que imaginar que somos ese personaje. Con sus miedos, su contexto, sus límites. Pienso, por ejemplo, en Raskólnikov, el protagonista de Crimen y castigo de Dostoyevski. ¿Cómo sería vivir con una culpa tan abrumadora que ninguna lógica puede justificar? ¿Qué pasaría si creyéramos, como él, que un acto horrible puede tener una causa noble? No es cómodo ponerse en sus zapatos, pero justo ahí está la riqueza de la literatura: hacernos sentir incomodidad real por decisiones ajenas que, en ciertas ...